Culiacán, Sinaloa.- A 20 años de que “levantaran” y desaparecieran a su hijo Juan Emerio Hernández Argüelles, de tan sólo 17 años de edad, esas heridas invisibles que le provocaron el dolor y la angustia de no saber en dónde está, aún sangran de forma abundante en el interior de su ser.
“Mi hijo ya tuviera 37 años”, comenta Rosa María Argüelles, mientras sus ojos son invadidos por la tristeza.
Aunque sabe que a estas alturas su hijo está muerto, aún mantiene su cama perfectamente tendida y tiene guardadas todas sus pertenencias.
Esta madre todavía no se duerme temprano porque no puede hacerlo, debido a que una voz interior le dice que Juan Emerio no ha llegado.
Para ella es difícil describir su sentir por todo el dolor que ha pasado durante estos 20 años. Por esa razón asegura que no habrá ni perdón ni olvido para Rommel Andrade, hijo del fallecido empresario Rolando Andrade, quien presuntamente es el principal sospechoso en la desaparición de Juan Emerio y sus primos Abrahan Hernández Picos y Jorge Cabada Hernández, ocurrida la noche del 29 de junio de 1996.
Caso.
Juan Emerio y sus primos han pasado a la historia y son conocidos como los tres jóvenes desaparecidos en Las Quintas.
Debido a que sus familiares se han mantenido en la lucha por encontrarlos su caso no ha sido cerrado, aunque las autoridades estatales y federales no han mostrado interés en dar con los responsables. Y es que, de acuerdo a Rosa María, se tuvieron que enfrentar contra el poder de un empresario poderoso protegido por el gobernador.
Esta madre pide a Rommel que diga de una vez por todas en dónde están los restos de su hijo para ella ir a recogerlos con todo su amor, despedirse de ellos y sepultarlos al lado de su padre y sus abuelos.
También llama a quien tenga algún tipo de información para que se la haga llegar de forma anónima, les recuerda que el empresario y el gobernador que impidieron que los testigos en su momento hablaran, ya murieron y no corren peligro.
Lucha.
Rosa María, con gran tristeza lamenta no haber podido contra las autoridades, quienes en lugar de proteger a las víctimas, protegieron al empresario y a su hijo Rommel, a quien recuerda como un joven prepotente que mostraba su poder mandando golpear a otros muchachos. Piensa que en el caso de su hijo y sus primos, algo salió mal y terminaron asesinándolos.
También recuerda cómo los agentes de la patrulla 023 estuvieron involucrados en su desaparición, así como en ese entonces el empresario hasta usaba escoltas pagadas por el gobierno.
Esta madre asegura que Rommel y los agentes que participaron en la desaparición de sus seres queridos no van a tener paz nunca y que hasta el último de sus días van a tener que seguir viviendo como delincuentes porque la sociedad los repudia. Asegura que mientras viva seguirán plantándose afuera de la casa de los Andrade, donde fue la última vez que ella miró con vida a su hijo.
Este día estarán realizando un acto de protesta en ese lugar.
Fuente: El Debate