Jorge Briones / Agencia Informativa Alor Noticias.
Perote, Ver.- Edgar Enrique Hernández Hernández fue el caso “cero” del brote de Influenza AH1N1 en 2009, cuando apenas tenía cinco años de edad fue la primera persona en México que se contagió del nuevo virus.
Su caso llamó la atención de la prensa, y un sinnúmero de historias se tejieron en torno a él y su familia.
El caso de Edgar posicionó a Veracruz como el epicentro de la nueva pandemia, las campañas de uso de cubre bocas y confinamiento social se extendieron en todo el país, pero en Veracruz, Edgar y su familia padecieron las consecuencias de un miedo irracional.
Nada fue fácil para Edgar, que entonces estudiaba el preescolar, su pueblo lo rechazó y su familia se vio forzada al aislamiento social soportando señalamientos y acusaciones de ser los responsables de ingresar el virus al estado.
Todo inició con una tos el 17 de marzo de 2009 que lo convirtió en el caso “0” de gripe A o gripe “porcina”, en México, fue el primer y único caso en su comunidad “La Gloria” localizada en el municipio de Perote en la zona centro de Veracruz.
Los servicios de salud estudiaron su caso lo aislaron y realizaron pruebas con él durante meses, lograron evitar la propagación del virus, y Edgar mejoró su salud, el Gobernador del Estado, Fidel Herrera Beltrán, ordenó erigir una estatua en honor a Edgar, en señal de victoria.
Once años después, temeroso y desconfiado, Edgar asegura que no guarda rencor en contra de las personas que lo señalaron, se siente agradecido con los médicos que lo salvaron y desea convertirse en médico para salvar más vidas y regresar un poco de todo lo bueno que recibió mientras padeció la influenza.
Con 16 años de edad, el adolescente trabaja en el campo para ayudar a sus padres y atiende un negocio de abarrotes junto con su familia para sobrevivir, la pandemia del coronavirus revivió los amargos episodios de la influenza AH1N1 que posicionó a Veracruz como el epicentro de la pandemia en 2009.
Hoy, Edgar manda un mensaje de optimismo a todos los que padecen el COVID-19, asegura que la unión, la fuerza, la fe y la perseverancia son las armas que nos ayudarán a salir victoriosos de esta situación.
Con el paso de los años Egdar se volvió un personaje admirable, se ha convertido en un ejemplo de fuerza y superación en su pequeña comunidad enclavada en la zona montañosa de Veracruz, hoy nadie más lo rechaza y los amargos recuerdos del pasado han quedado atrás.
Aún con el periodo de emergencia sanitaria por el coronavirus, Edgar recorre las calles de su pueblo y con nostalgia recuerda el momento en que su estatua fue develada y las muestras de cariño que recibió cuando venció la influenza.